Todo comenzó con Eric Chait Mujica.

Desde pequeño fue criado por su abuela en Santiago, una mujer que amaba profundamente las plantas y la naturaleza. Ella le enseñó a sembrar, plantar y cuidar la vida que brota de la tierra. Un día, le regaló un libro llamado "El Copihue y su cultivo", escrito por Erich Maack, y con ese gesto sembró en Eric una pasión que crecería para siempre.

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Años más tarde, decidió estudiar Medicina Veterinaria en Valdivia. En medio de la selva valdiviana, encontró sus primeros copihues silvestres y se reencontró con aquella pasión de infancia. Cada hallazgo era un lazo más fuerte con esta flor única.

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Tras finalizar sus estudios, se trasladó a Temuco para ejercer como veterinario. En su nuevo hogar, los copihues floreciendo en la entrada de la casa parecían esperarlo. Fue entonces cuando comprendió que no había elegido a los copihues: los copihues lo habían elegido a él.

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Desde hace más de 30 años, Eric Chait Mujica ha recorrido Chile rescatando copihues de zonas donde están casi desaparecidos, especialmente desde la Región de Valparaíso hacia el sur. En ese recorrido no solo conservó lo que la naturaleza le entregaba: también descubrió una increíble diversidad de variedades y, con el tiempo, gracias a su dedicación y profundo conocimiento, logró crear nuevas variedades de copihues, ampliando aún más la riqueza de esta flor en Chile. Hoy, Copihues Chile protege más de 35 variedades distintas, cada una con su propia historia, color y esencia.

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Así nació Copihues Chile, el proyecto que busca no solo rescatar y conservar, sino también innovar, cultivando nuevas formas de belleza y compartiendo con el mundo la historia viva del copihue. Cada planta, cada flor, lleva consigo la pasión, el respeto y la dedicación de toda una vida.

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Copihues Chile no es solo un proyecto: es el sueño de preservar la belleza de Chile, uno que sigue creciendo, flor a flor.