
Genética de colores en el Copihue
A pesar de la nula literatura sobre este tema, nuestros estudios han permitido observar patrones claros en la herencia del color del copihue (Lapageria rosea). Aquí te explicamos lo que hemos descubierto a través de más de 25 años de observación y cruza manual.
1. El color rojo: base genética dominante
El copihue rojo es la forma más común que existe en la naturaleza. De hecho, se estima que el 99,99% de los copihues silvestres son rojos, lo que lo convierte en el color por defecto de la especie.
Desde el punto de vista genético, el color rojo es dominante. Esto significa que, al cruzar un copihue rojo con cualquier otro color, la descendencia será predominantemente roja. Incluso si se cruza con variedades blancas o rosadas, el rojo tiende a imponerse. En nuestras pruebas, las semillas de plantas rojas casi siempre producen flores rojas, y rara vez aparecen colores distintos.

2. El blanco: color recesivo y genéticamente estable
A diferencia del rojo, el copihue blanco es genéticamente recesivo, lo que significa que solo aparece cuando ambas plantas parentales comparten esa misma característica. No basta con que una sola flor sea blanca para que la descendencia lo herede.
Por ejemplo, si se cruzan dos variedades blancas distintas, como Toqui con Ligtromu, se obtendrán copihues blancos. Esta estabilidad en la herencia del blanco solo ocurre si ambos parentales son blancos y de líneas genéticamente puras. Si se cruza un blanco con un rojo, el blanco no se mantiene.

Toqui

Ligtromu
3. El rosado: una herencia intermedia
El color rosado es menos frecuente y puede aparecer de dos formas. La primera, cuando se cruza un copihue rojo con uno blanco: en estos casos, la mayoría de las flores resultantes serán rojas, pero entre un 2% y un 3% pueden ser rosadas. Esto ocurre por una combinación genética intermedia y aleatoria que, en ocasiones, da lugar al rosado.
La segunda forma de obtener copihues rosados es cruzando dos variedades rosadas entre sí. En ese caso, el color se mantiene con mayor estabilidad, aunque puede variar en intensidad, dando flores de tonos más claros o más oscuros.


4. El morado: comportamiento consistente
El morado es un color especial que no aparece por cruces simples. Hemos observado que el cruzamiento entre dos variedades de copihue con tonos morados, como Nahuelbuta y Claudia (ambas con blanco y morado), produce nuevamente flores moradas.
Esto indica que la herencia del morado es estable cuando los parentales comparten esa expresión genética, aunque pertenezcan a líneas distintas. A diferencia del rosado, aquí el patrón es más predecible.
5. Quimeras: casos especiales que no se heredan por semilla
En el mundo del copihue existen algunas variedades especiales llamadas quimeras, que combinan colores de forma irregular o presentan características muy únicas.
Estas quimeras no pueden ser replicadas mediante semillas, y cualquier oferta que prometa obtenerlas de esa forma es engañosa. Solo pueden conservarse por reproducción vegetativa.
Relmutral
Uno de los casos más destacados es el del copihue Relmutral, una quimera con una apariencia muy particular. Al ser cruzado con variedades blancas, la descendencia resulta en flores blancas o, en algunos casos, levemente rosadas. Sin embargo, nunca se reproduce como Relmutral a partir de semillas, lo que confirma que sus características no son hereditarias por esta vía.


Collinge
Otro caso especial es el del copihue Collinge, también considerado una quimera, que se distingue por su forma más compacta y un tono rojo ligeramente más intenso. Cuando se cruza con copihues blancos, la descendencia siempre resulta en flores rojas, lo que evidencia el dominio del color rojo en su genética. Al igual que con Relmutral, no es posible obtener ejemplares Collinge a partir de semillas, por lo que su reproducción debe hacerse exclusivamente por métodos vegetativos.
Quelipichum
Una de las variedades más curiosas es el Quelipichum, que se caracteriza por tener entre 9 y 29 tépalos por flor, algo poco común en el género. Sin embargo, esta característica no se transmite a la descendencia.
Si cruzamos un Quelipichum con un copihue blanco (recesivo), lo que se obtiene es una flor normal, ya sea de color rojo o rosado, pero sin el rasgo multitépalo. Esto indica que la multiplicación por semilla no conserva esta rareza, y que, como ocurre con las quimeras, su mantenimiento debe hacerse por vía vegetativa.

6. Datos extra
Color blanco con puntillado rojo: una aparición excepcional:
En una oportunidad, obtuvimos mediante un cruce al azar una flor blanca con puntillado rojo, muy similar a la variedad conocida como Catalina. También hemos visto esta característica en imágenes compartidas por un cultivador chileno.
Hasta ahora, no comprendemos con precisión cómo se expresa o transmite este patrón en los cruzamientos. Es posible que se trate de una combinación genética inusual o una mutación de baja frecuencia. Se requiere más observación para entender su comportamiento hereditario.
Jaspeado en copihues rojos: una variación observable
Otra característica que hemos registrado es el jaspeado blanco en flores rojas, especialmente visible en los tépalos internos. Un ejemplo destacado es el copihue Telquehue, que presenta un jaspeado fino y bien definido.
Al cruzar un copihue rojo con uno blanco, el resultado más frecuente es un copihue rojo con un nivel variable de jaspeado. En menor proporción, pueden aparecer copihues rosados. Esta respuesta genética indica que el jaspeado es una expresión intermedia, influenciada por la presencia del gen recesivo blanco.
Selección por tamaño de flor: trabajo en desarrollo
En nuestros ensayos también hemos buscado seleccionar plantas con flores de gran tamaño, un rasgo atractivo desde el punto de vista ornamental. Ya contamos con algunos ejemplares prometedores, pero debido al largo ciclo de vida del copihue, aún no tenemos datos concluyentes sobre su transmisión genética. Es un objetivo a largo plazo que requiere continuidad en la selección y evaluación de la descendencia.
Características no priorizadas
En nuestras observaciones no hemos enfocado esfuerzos en otros caracteres que consideramos de menor interés ornamental, como el tamaño y la forma de la hoja, el largo del pecíolo o la coloración de los espárragos al momento de emerger desde la tierra. Si bien estos rasgos pueden ser relevantes desde una perspectiva botánica, no representan un valor significativo para la selección y mejoramiento de variedades destinadas al cultivo ornamental del copihue.
Variabilidad en poblaciones silvestres: un recurso valioso
Las poblaciones naturales de copihue presentan una alta variabilidad fenotípica, lo que se traduce en múltiples formas, tamaños de flor y distintos matices del color rojo. Esta diversidad genética representa una gran oportunidad para el mejoramiento genético, ya que ofrece una base amplia para seleccionar nuevas variedades con características deseables.